SHERIFF: Quiero volver
contigo.
SEBA: ¿Cómo? No puedes mirarme
a la cara, te dan ganas de vomitar.
SHERIFF: Necesitaba tiempo.
SEBA: Yo te necesitaba a ti.
Entonces.
SHERIFF: Seba, cualquier
hombre lo habría pasado mal. No supe protegerte.
SEBA: Ahora puedo protegerme a
mí misma. Llegas tarde.
Hace un mes, mi prometido me
llevó a casa. Crucé la calle y pasó una camioneta. El conductor me metió mano,
me tiró al suelo, y se dio a la fuga. Todo el mundo vino a ayudarme, los
hombres los primeros. Y no hicieron nada.
Un anciano me preguntó: "¿Qué te han
robado, hija?" Dije: "Nada, me ha metido mano." El anciano dijo:
"Gracias a Dios, no pasa nada."
Todo el mundo habló, habló y habló, y dijeron: "Llévale a comisaría." "¿Cómo?" "Llévale a comisaría." "¿Disculpe? ¿Yo debo llevarle? Vaya, debo llevarle yo."
Todo el mundo habló, habló y habló, y dijeron: "Llévale a comisaría." "¿Cómo?" "Llévale a comisaría." "¿Disculpe? ¿Yo debo llevarle? Vaya, debo llevarle yo."
Mi madre, mi prometido y yo subimos en el asiento delantero, mientras
el acosador se acomoda detrás cual príncipe. Y para acabar, todos me presionan
para que retire la demanda. "Pero, ¿por qué?" "¡Será un
escándalo!" – Nelly.
¡¿Por qué lo haces?! Podrías
tener una segunda esposa, o divorciarte, ¡pero eso nunca, nunca! ¡Nunca toques a
una mujer sin su consentimiento! - Fayza
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El Cairo 678, de Mohamed Diab
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