lunes, 20 de mayo de 2013

Las nieves del Kilimanjaro



Eres como todos los hombres, eres débil. Ahora que no tienes trabajo y que te pasas el día pensando, te das cuenta de que no eres ni Jourès ni Spiderman, no eres más que un pobre viejo prejubilado. - Marie Claire

Te quiero. Te quiero cuando me hablas, y te quiero cuando callas, te quiero cuando gritas, te quiero cuando susurras, y cuando lloras, y cuando ríes. Te quería ayer, y te quiero hoy.

MARIE CLAIRE: Aprende inglés, en Tanzania hablan inglés.
MICHEL: El inglés es lo que hablan los colonos. Pero yo no soy colonialista. Voy a comprar un diccionario de suajili, y hablaremos suajili.
MARIE CLAIRE: Fueron los alemanes los que colonizaron Tanzania.

 MICHEL: Me pregunto qué habríamos pensado si nos hubiéramos visto sentados así en una terraza, tomando una copa al atardecer. ¿Qué habríamos pensado de nosotros? Imagínatelo, hace 30 años. Vamos por la calle y levantamos la cabeza, y vemos a dos cincuentones apacibles. ¿Qué habríamos pensado de ellos?
MARIE CLAIRE: Que eran unos pequeños burgueses.
MICHEL: Somos burgueses. Vamos a la playa los domingos, somos propietarios, vemos la televisión…
MARIE CLAIRE: Somos burgueses pero, no demasiado. No, yo creo que habríamos dicho… parecen felices. Habríamos dicho, para poder parecer felices nunca han podido hacer sufrir a nadie. Nunca han podido ser indiferentes a los demás.

MICHEL: Ha sido una tontería. No pinta nada en la cárcel, tenemos que retirar la denuncia.
RAOUL: ¡¿Qué?!
MICHEL: Pero es un obrero como nosotros.
RAOUL: ¿Como nosotros? ¿Acaso tú también has atracado a gente? ¿Tú has entrado en casa de gente para zurrarla, para robar?
MICHEL: No, pero pueden caerle 15 años.
RAOUL: ¡Qué pena, 15 años! Date con un canto en los dientes y le caen 2. ¡Y aunque sean 15! Para mí no son suficientes.
MICHEL: Todos hemos hecho tonterías ¿no?
RAOUL: Deja de compararme con él, yo me he matado a trabajar desde los 14 años.
MICHEL: Eso no tiene nada que ver.
RAOUL: Michel, mierda déjalo, cállate. Si le caen 15 años mejor, me alegraré. Lo que me cabrea es que ese tío vivirá a nuestra costa. Le pagaremos el alojamiento y la comida, éso me cabrea. Yo a ese tipo de tíos los pondría a currar durante 15 años picando piedras o lo que se me ocurriera, no delante de la televisión al abrigo del frío y del calor preguntándose qué putadas harán cuando salgan. ¡¿Qué?! ¿No te gusta? ¿Por qué me miras así? ¿Te decepciono? ¡Pues es lo que hay!

Si se apuesta por un caballo se tiene la posibilidad de ganar, pero con las personas… - Comisario
MARIE CLAIRE: ¿Sabe lo que le ha pasado a su hijo Christophe? Y, bueno, Jules y Martin son aún muy pequeños...
MADRE DE CHRISTOPHE: Ya me lo temía, es asistente social.
MARIE CLAIRE: No.
MADRE DE CHRISTOPHE: Claro, a esta hora las asistentes sociales se echan la siesta. ¿No? Perdone, tengo prisa.
MARIE CLAIRE: ¿Se va mucho tiempo? ¿Deja solos a los niños? ¿Sabe cuánto puede caerle? ¡15 años!
MADRE DE CHRISTOPHE: Prefiero no saberlo.
MARIE CLAIRE: ¡Y se marcha! Es repugnante.
MADRE DE CHRISTOPHE: ¿Es repugnante? ¿Ha venido a insultarme? Tuve hijos porque mis maridos los querían. ¿Y dónde están ahora mis maridos? ¿Debo encargarme yo de ellos? Se largan, te dejan a los hijos y gracias. Tenía 16 años cuando tuve a Christophe y él tenía 6 años cuando su padre se largó sin más. Durante 5 años no hubo un hombre en casa. 5 años joder, mucho tiempo ¿no? Y el siguiente me hizo parir dos y se largó también. No he cumplido los 40 señora, y si me ve en pelotas aparento 30. No se me nota, nadie se creería que ya he parido tres hijos. Y en el barco hay un tío que me buscó este trabajo, vamos y venimos, es una travesía de 3 días. A él le gusto señora, y eso no tiene precio. ¿Le digo que tengo tres hijos y que el mayor tiene 22 años? ¡No! Digo que es mi hermano. No soy una madre, nunca lo he sido. Nadie se folla a las madres. Nadie.
Incluso en las luchas los patronos nos dividen. – Marie Claire
Gilles dice que habéis cambiado los billetes de avión y que eso no se hace. Así que nosotros hemos venido a deciros que sí se hace. – Raoul.
 
 Las nieves del Kilimanjaro, de Robert Guédiguian

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